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lunes, 26 de junio de 2017

¿Por qué la ciclista se metió al carril del Metrobús?

¿Cuántas veces ha salido de su casa pensando en morir en un hecho de tránsito?, ¿cuántas veces toma su auto, su bici, el transporte público o camina pensando "hoy quiero verme involucrado en un incidente vial"?

No nos movemos pensando en matar o morir a medio camino. Nos movemos para ir a nuestro trabajo, escuela, al cine, a pasear, a ver a algún familiar o amigo, para ir a comprar un litro de leche o una despensa completa.

El 22 de mayo me volvieron a arrollar; un sujeto de nacionalidad armenia que conducía una camioneta Mercedes Benz con placas del Estado de México EMH 22 50 aceleró para pasar por encima de los bolardos que confinan la ciclovía de Horacio y arrollarme. La imagen fue tal que los presentes se le fueron encima; patearon la camioneta y le "cantaron el tiro" al conductor. Ante esto, una persona me preguntó "¿otra vez?, ¡algo debes estar haciendo mal!".

No supe qué contestar hasta hoy; ya sé qué estoy haciendo mal: respetar las reglas.

En bici no ruedo sobre banquetas ni en sentido contrario; no utilizo audífonos y utilizo mis brazos para hacer previsibles mis movimientos; intento utilizar la infraestructura disponible (que esté libre de obstáculos, baches o coladeras) e intento conducir mi vehículo de una forma cordial y respetuosa con todos.

Y no, no siempre lo hago; también he rodado sobre banquetas y en sentido contrario; he olvidado hacer señales con mis brazos y a veces me salgo de la ciclovía; también he rodado por el carril confinado del Metrobús y también he mentado madres.

Riesgo vs riesgo

Para entender por qué los ciclistas "no respetan" algunas disposiciones del reglamento de tránsito, habría que hacer un ejercicio que, a veces, parece muy difícil: ser empáticos.

Al andar en bici por la ciudad no hay peor sensación que llevar un automóvil a pocos centímetros de ti, sabiendo que con un pequeño movimiento de tobillo, ese auto puede arrollarte sin mayor problema; sabiendo que esa pequeña distancia puede provocarte una caída si es necesario hacer alguna maniobra por un bache, por ejemplo; sabiendo que si el conductor del auto va distraído, en el mejor de los casos con su GPS o con los miles de espectaculares que contaminan nuestra ciudad. Peor aún si el automovilista lleva prisa, está desesperado por la congestión o perdido, buscando una dirección.

Cuando empiezas a moverte en bici por las calles de la ciudad, lo que buscas es prevenir la mayor cantidad de riesgos posibles; es riesgoso andar en sentido contrario, sí. Pero es más estresante traer un auto atrás de ti. Esta lógica que no carece de sentido común es la que orilla a muchos ciclistas a rodar en sentido opuesto, sobre todo si no hay experiencia rodando en las calles o no se tiene el temple para que esta situación no afecte tu recorrido.

Pasa algo similar con las banquetas; para un ciclista, el peatón representa un riesgo mínimo contra un automóvil. Antes de continuar, quiero dejar claro que estoy completamente en contra de rodar por las banquetas. Continuemos... Reforma es un gran ejemplo: la ciclovía en muchos tramos está en pésimas condiciones, hay incorporaciones peligrosísimas como las de las glorietas del Ángel, la Diana, el Colón, entre otras, donde los autos dan vuelta desde carriles centrales; además, esta ciclovía es constantemente (por no decir perpetuamente) invadida por taxis, servicios de pasajeros como UBER o vagonetas de turismo. El riesgo de circular por la banqueta es atropellar a un peatón; el riesgo de circular por la ciclovía confinada es, en el peor de los casos, ser arrollado y morir por un automovilista que se quiso estacionar ahí "nomás 3 minutos".

El riesgo de circular por el carril del Metrobús vs el riesgo de circular por Insurgentes o Vallejo


Hace unos días comenzó a rolar un video de una compañera ciclista con la pierna destrozada, ella estaba sentada en el camellón central de Vallejo, sobre el carril confinado del Metrobús. "¡Es una irresponsable!". ¿Están seguros?

Analicemos.

Circular por avenidas como Vallejo o Insurgentes, sin infraestructura ciclista y con carriles angostos, con miles de automovilistas queriendo pasar lo más pronto posible, aventando su auto para "abrirse paso", dando vueltas continuas, pegándose lo más posible al vehículo de enfrente en lo que llamo "la guerra del milímetro", contra circular por un carril despejado en el que los únicos que pasan son los BRT con frecuencias de paso prevenibles; siempre nos puede fallar el cálculo y terminar involucrados en un hecho de tránsito.

Entonces, ¿debemos permitir que los ciclistas rueden por los carriles del Metrobús?
NO, nunca; es peligrosísimo, sobre todo por el peso de un camión de estas características, lo que provoca que tarden más en frenar, además del riesgo que implica para los usuarios del transporte público que el bus frene en seco.


Lo que la autoridad debe hacer es generar infraestructura de calidad, previendo aforos futuros, que hagan que los ciclistas se sientan más seguros en él que en el carril del Metrobús o en la banqueta. Lo que nos toca como ciudadanos es exigirlo; no sólo por los ciclistas, sino por todos; arrancaba este post mencionando que nadie sale de casa pensando en matar a alguien.

Aunque lo primero que debemos de hacer es dejar de culpar a las víctimas y practicar nuestra empatía.

1 comentario:

  1. Buena reflexión. Es urgente que miremos los problemas con empatía, con ganas de entender por qué se están dando ciertos fenómenos. Sólo así se les puede ganar terreno.

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