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viernes, 24 de octubre de 2014

¡Ni un paso atrás! Entrevista con el caricaturista brasileño Carlos Latuff

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Carlos Latuff nació en un año muy especial para los movimientos sociales en el mundo: 1968.
Casi un mes después de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, Ciudad de México, Carlos Latuff vio la luz en Rio de Janeiro, Brasil.
Para 2006, el caricaturista brasileño ganó el concurso International Holocaust Cartoon Competition de Irán con una imagen que compara el muro israelí que separa Cisjordania del país judío con los muros de los campos de concentración nazis.
Latuff se ha especializado en dibujos con conciencia social; sobre todo en temas como la ocupación israelí de Palestina, los movimientos sociales de distintas partes del mundo, la política brasileña, la represión latinoamericana y los movimientos zapatista en Chiapas y de la APPO en Oaxaca.
Hace unos días Carlos publicó un par de cartones sobre el ataque a los normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, que dejó un saldo de 43 estudiantes detenidos-desaparecidos y seis personas muertas.
Sus dibujos muestran una crueldad que incomoda por lo real, pero también nos dejan el mensaje de cómo se ve la corrupción y la brutalidad del Estado fuera de México.
Carlos, ¿cómo decidiste hacer estos cartones sobre lo sucedido en México con los normalistas?
La primera idea es sólo una representación de la situación actual que llaman “La guerra contra el narcotráfico” en México, en general. El segundo cartón lo hice para ilustrar las noticias recientes sobre el alcalde (José Luis Abarca) y su esposa (María de los Ángeles Pineda) como las mentes maestras detrás de la desaparición de los estudiantes.
¿Qué pasaba por tu mente mientras los dibujabas?
Pensaba en todas las víctimas de esta “guerra contra las drogas” sin sentido y cómo los narcóticos podrían ser legalizados para dar fin a esta carnicería promovida por los cárteles y la policía.
En México, el regreso del PRI significó el final de la guerra contra las drogas, cuando menos de manera mediática, pero la gente piensa que los narcos y los políticos son los mismos.
 
Es imposible detener la corrupción promovida por el tráfico de drogas. Nadie detendría un negocio rentable y las drogas son uno de los mayores negocios en el mundo.
¿Por qué crees que el caso de Ayotzinapa captó la atención internacional, cuando hay otros temas similares en México como la Guardería ABC, los feminicidios en el Estado de México y otros que muestran la falta de garantías a los derechos humanos?
Creo que es un asunto de números. Si tu matas a 100 personas en un solo ataque, esto captará la atención de la opinión pública; si matas 100 personas, una por día o por semana, nadie prestará atención.
¿Cuál es tu percepción sobre México?
Nunca he visitado México, así que no puedo hablar sobre su gente, las únicas buenas referencias que tengo de México son los zapatistas y los levantamientos en Oaxaca (APPO).
En Brasil estamos familiarizados con el tráfico de drogas y la violencia policial. Brasil también está cargando con el peso de la política contra las drogas de Washington.
Quizá la situación en Brasil no es igual a lo que se vive en lugares como Ciudad Juárez, pero nosotros también estamos lejos de ser un país de amor-y-paz.
¿Qué dirías a los mexicanos que estamos enojados, que estamos tristes?, ¿qué hay que hacer?
Como brasileño no me siento bien diciendo qué tienen que hacer los mexicanos, creo que la solución para México recae en los mexicanos.
De lo que estoy seguro, y aplica para México y Brasil, es que la “Guerra contra las drogas” definitivamente NO es la solución; al contrario, es el problema por sí mismo.
¿Por qué te interesó el tema de los normalistas desaparecidos?
Creo que el internacionalismo, en la solidaridad con la gente.
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Carlos nos regresó a un tema que habíamos olvidado con la salida de Felipe Calderón: la guerra contra las drogas. Este es un tema que, como menciona Latuff, viene de Estados Unidos y que, desde hace más de 40 años, marca la línea a seguir en cuanto a narcóticos para toda América Latina.