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Se permite la reproducción total o parcial de los textos dando crédito al autor: Ari Santillán, mediante licencia Creative Commons.

miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Los malditos automovilistas?


Hace unos días pregunté a mis contactos en Facebook por qué preferían usar el automóvil a cualquier otro medio de transporte; las respuestas fueron variadas pero con muchos puntos comunes.
Antes de entrar en materia, les quiero exponer las razones por las que uso auto:
·      Hago despensa una vez al mes, así que compro en grandes cantidades como para cargarlas o subirlas a un taxi; a pesar de tener el supermercado a 1.5 kilómetros de casa, es bastante incómodo cargar las bolsas y caminar.
·      Hay situaciones en las que es necesario salir en la noche (no a beber) y el transporte público, fuera de taxis de sitio, es nulo además de inseguro.
·      Mi familia vive fuera de la Ciudad de México, por lo que es más cómodo salir a carretera en auto (y si voy con alguien más es más económico que el camión).
·      Para visitar amigos, novia, familia, etcétera, en fin de semana y que no viven cerca. (En auto son 20 minutos de trayecto, en transporte público hora y media).
Para que un transporte BRT funcione, necesita mínimo 2 carriles.
En general, mis amigos de Facebook me dieron estas razones:
·      Es más seguro viajar en auto que en transporte público.
·      No hay transporte público en la noche.
·      El transporte público es ineficiente (sobre todo en el Estado de México).
·      El transporte público no es cómodo.
·      Es más fácil salir con la familia en auto.
·      Uso el auto para cargar cosas que necesito (materiales de trabajo, equipo de cómputo, etc).
·      Es más cómodo usar el auto para distancias largas o ir a lugares poco accesibles.
Ahora, con este mini “análisis”, quisiera ofrecer algunas acciones que nos ayuden a todos a convivir mejor en una megalópilis tan caótica como la Ciudad de México y su zona metropolitana.
Para los automovilistas:
·      Respeten las señalizaciones viales como las cebras peatonales, el sentido de las calles (aunque sean “sólo pocos metros en sentido contrario”).
·      Respeten el mobiliario urbano como banquetas, rampas, ciclovías, carriles confinados, etc.
·      Respeten la semaforización y apliquen los “cruces de cortesía”; esto es que si el semáforo comienza a parpadear en amarillo, desaceleren, ya no van a pasar. Sobre los “cruces de cortesía” esto es que se detengan ANTES del paso peatonal si el tránsito impide que crucen completamente la calle sobre la que van, permitirán que los peatones crucen seguros y evitarán nudos viales en los cruces, haciendo que todo fluya más rápido.
·      En calles sin semáforos, recuerden que el peatón tiene la preferencia, así como las bicicletas, el transporte público y el de carga, antes que ustedes, no sean gandallas.
·      Al avanzar sobre un crucero volteen a ambos lados, no tanto por los autos sino por las personas que caminan.
·      Si están detenidos en un semáforo y cambia a verde, mientras aún pasa gente, recuerden que ustedes tienen la obligación de esperar a que terminen de cruzar. Nada de aventar la lámina o tocar el cláxon para que se apresuren. Recuerden que no por ir en auto tienen el derecho de avanzar más rápido.
·      Si no está pintado el paso peatonal, usen su sentido común y deténganse metro y medio (o la distancia suficiente) para permitir el paso seguro del peatón.
Para los usuarios de transporte público:
·      Recórrete a lo largo y ancho del vehículo, si te quedas en la puerta porque “bajo en la siguiente” irás más incómodo, además de hacer más incómodo el viaje a los demás pasajeros. Es mejor recorrerte y pedir permiso en el trayecto mientras el transporte llega a tu destino.
·      Permite que las puertas cierren, esto hará que el servicio (metro y metrobús) avance más rápido, por lo que podrás llegar más rápido que si te aperras y te intentas meter por la fuerza, además de alentar a los demás convoyes.
·      Respeta los asientos reservados o úsalos si no hay alguien que lo necesite, pero cédelo en cuanto entre alguien que sí lo necesite.
·      Haz la parada a los camiones en los lugares destinados para esto, aunque tengas que caminar unos cuantos metros. Recuerda que además de las paradas, el transporte público también tiene permitido detenerse a subir o bajar pasaje en las esquinas antes de cruzar. Esto hará que los camiones no se detengan cada 5 metros. Obviamente para personas con dificultad para caminar, hay que tener un poco de sentido común y permitirles el ascenso y descenso en donde lo soliciten.
Propuestas para desincentivar el uso del auto:
·      Que las vías primarias tengan una velocidad máxima de 50 km/h y las secundarias de 30km/h.
·      Hacer banquetas más amplias y mejor iluminadas, además de aumentar personal de vigilancia de la Policía Auxiliar.
·      Cambiar las unidades viejas por camiones nuevos como los de Reforma.
·      Aumentar las vías BRT (Metrobús) y aumentar el número de carriles confinados, además de aumentar el número de vehículos.
·      Hacer una línea de metrobús de, mínimo dos carriles en cada sentido, por todo periférico, dejando los tres carriles laterales para automóviles, así como el segundo piso. Hacer un parque lineal con ciclopista en el espacio “sobrante” de periférico.
·      Eliminar todos los puentes peatonales y hacer pasos a nivel de piso.

viernes, 23 de mayo de 2014

Ricardoalemaneando revolucionariamente

Los que me conocen saben del conflicto que tengo con el señor Ricardo Alemán, que he atacado sus dichos públicamente sin obtener una respuesta concreta, que la respuesta que ofreció fue una falacia ad hominem de 2 mil caracteres.

Algunas personas me han criticado que en "la izquierda" y el activismo la gente hace exactamente lo mismo, pero al revés; en lugar de exaltar las bondades del gobierno, se exageran sus errores.

Esta semana se prestó el pretexto perfecto para ponerlo a prueba: ¿Qué pasaría si subo un texto a mi blog justificando la violencia de los pobladores de San Bartolo Ameyalco al estilo de Ricardo Alemán?

¿Cómo es el "estilo Alemán"? Utilizando "argumentos" que no llevan a ningún lado, apelando al sentimiento, sin comprobar ni verificar fuentes, sin profundizar en la problemática y defendiendo de la misma manera la postura tomada.

Me sorprendió ver que siete personas me apoyaron totalmente, mientras que sólo cuatro me criticaron; sobre todo ME criticaron, no al texto. Mientras que sólo dos tocaron el tema del profesionalismo periodístico, un colega y amigo que preguntó abiertamente "¿Alguien de ustedes estuvo ahí?" y un gran profesor que, pese a ya no ser su alumno, sigue dándome lecciones invaluables. Sólo dos de los más de 30 comentarios.

Antes de continuar, quisiera hacer un paréntesis para explicar que este texto tampoco es para decir "pobres policías golpeados", sigo pensando que se debería eliminar el Cuerpo de Granaderos (la institución, no a quienes la conforman) por ser el brazo represor del Estado; sigo pensando que, mientras no se les explique a los policías a qué van, sea la orden que sea, corren el riesgo de terminar como los de San Bartolo ya que esto denota una falta de preparación, de planeación y de capacitación que es de dar miedo, no sólo por los excesos policíacos sino por los riesgos pendejos que corren las personas detrás del uniforme. También sigo creyendo que dentro de la SSP-DF (hablando de este caso específico) hay psicópatas descerebrados que gustan de golpear personas.

Contiuando con lo de la "ricardoalemaneada" me entristece ver que somos igual de incendiarios que él y sus "fans"; así como al columnista de El Universal le aplauden cada que critica a la "izquierda", nosotros vamos y aplaudimos como focas cuando alguien critica al gobierno, aunque no tenga bases ni fundamentos, "pa'qué".

Para cerrar, quiero publicar íntegro el comentario de mi profesor Adolfo, quien fue el único que se tomó la molestia de analizar el texto (o cuando menos, eso parece), a él, muchas gracias:
"Debo felicitar a Ari Santillán por la pulcritud de sus argumentos en esta entrega. Tiene razón en afirmar que el peso de la masa encefálica define la inteligencia; nada que ver con las circunvoluciones, las anfractuosidades o las sinapsis; nada, con el axón de cada neurona o la mielina. La inteligencia es cosa del peso de la masa encefálica, ¡faltaba más!
Y desde luego que los policías no piensan, es evidente que son “idiotas con casco” y que “reciben órdenes”; si cuestionaran las órdenes que reciben, pues serían seres pensantes y lo más seguro es que no serían policías. Serían intelectuales, seguramente; grandes poetas como «Marcos» el de la Lacandona.
Pero como son “peor que los animales” desde luego que está bien “que les rompan todos los huesos, que les saquen los ojos y que les quiten hasta la última gota de sangre de su vil cuerpo”, al cabo que como dijera otro prohombre sabio —me refiero a Diego Fernández de Cevallos— “los derechos humanos son para los humanos derechos”, pero éstos no, éstos son animales, no piensan, merecen morir.
Nada de considerarlos seres humanos, nada de pensar en sus derechos —¿por qué habrían de tenerlos si son unos pinches monos, como los apandados de José Revueltas?—. Nada de pensar en sus familias, en sus necesidades o sus historias. Como animales que son se parecen a los judíos y desde luego que sería bueno exterminarlos a todos; el buen Hitler y su amigo el sabio Mussolini estarían complacidos con terminar con estos policías estúpidos que sólo reciben órdenes. Y no vayan a pensar que hay aquí algún tipo de odio o xenofobia. ¡Ni un ápice de fascismo! Es claro que estamos los buenos y los malos. No vean maniqueísmo en estas palabras.
Por otra parte, tampoco tiene sentido investigar a profundidad cuál es la realidad de San Bartolo Ameyalco. ¿Para qué? El “pueblo bueno” ya habló. Siempre habla y su palabra es “Verdad”. Nada de buscar al delegado; de conocer las minutas de trabajo firmadas; nada de hacer periodismo de investigación. Eso es una güeva. Mejor pongamos las fotos de estos monos, los exhibamos en su miserable actuación, en su tinta. Que sus familias vean cómo se desangran. Que las imágenes sirvan de escarmiento.
Que revienten a esos policías que son menos que animales. ¿Para qué exigir a las autoridades su capacitación o la observancia de protocolos de actuación? ¿Para qué hablar de legalidad si tan simple que resulta que piensen? ¿Para qué pensar siquiera en la legalidad, como principio deseable?
¡Ah! Si tan sólo pensaran el mundo sería una maravilla. Pero como no es así, pues que se mueran. Que así triunfa nuestro sentido de la legalidad y la justeza de nuestros argumentos".

A continuación reproduzco los comentarios que recolecté sobre el texto "Pero quién los manda, ¡carajo!"













Por último, quiero decir que no podemos seguir actuando igual que gente como Ricardo Alemán, no podemos repetir sus mismos vicios, tenemos que ser mejores, no podemos reproducir información a lo pendejo, aunque sea una opinión, sobre todo los periodistas debemos tener claro nuestro papel dentro de la sociedad. Interesante experimento este que me demostró cómo funciona la mente de Ricardo Alemán y otros tantos más.

martes, 6 de mayo de 2014

La ofensiva peatonal


No quiero que este artículo funcione como manual de autodefensa peatonal; tampoco quiero que los lectores piensen que la agresividad y la violencia son la solución, sin embargo, como peatón harto y desesperado de los atropellos (literalmente, también) causados por el “dios-coche” propongo una serie de medidas para educar a esos mandriles al volante conocidos como “automovilistas” (favor de notar las comillas, estos primates no son automovilistas).
Por cierto, si usted es un automovilista responsable y respetuoso de la ley y de la pirámide de movilidad, no tiene que preocuparse por la integridad de su armatoste contaminante de más de 100 mil pesos.
     1.     Hace poco conocí a “un Rob”, peatón que sufrió de la violencia automotriz afuera de su casa por un vecino adicto a estacionarse sobre la banqueta. Su idea es práctica y genial: la “Campaña Nacional para el Reconocimiento de Imbéciles al Volante” que se basa en un sténcil y stickers imprimibles para reconocer a mandriles-choferes. El sténcil es para marcar lugares de estacionamiento exclusivos para imbéciles como banquetas, esquinas y rampas para discapacitados. Los stickers se pueden pegar en automóviles que tocan el cláxon insistentemente, se estacionan “como imbéciles”, estorban pasos peatonales o ciclovías, conducen imprudentemente o estorban rampas para discapacitados. Todo el material se puede descargar en http://cnriv.pati.to/ gratuitamente.

2.     Una medida, relativamente peligrosa, pero que me ha funcionado sin mucho que lamentar, es estirar la mano marcando el alto a los automóviles que dan vuelta imprudentemente o que planean o se pasan una luz roja en un semáforo. La mano debe ir estirada a la altura del espejo retrovisor, ya que en caso de no frenar, el espejo chocará con tu mano, ocasionando que se doble (si es de los que se doblan) o se rompa (si no se dobla); el chiste es que la mano no debe estar muy firme ya que corremos el riesgo de lesionarnos, sino “dejarla ir” con el movimiento del auto. En caso de problemas con la autoridad recuerda mencionar que tú le marcaste el alto al vehículo y que, al no frenarse, él te golpeó, siendo un cuasi-atropellamiento.

3.     Estamos cansados que los automóviles se queden parados sobre el paso peatonal que, al final, es el espacio de los peatones; si ellos invaden nuestra zona, nosotros podemos reclamarla caminando  sobre sus cofres; sé que muchos conductores dirán que es injusto porque muchas veces el tránsito ocasiona que se queden ahí, sin embargo es necesario  recordar la iniciativa del gobierno de Marcelo Ebrard y los “Cruces de cortesía”, cuya premisa era que los automovilistas frenaran antes del paso peatonal si el tránsito no permitía cruzar la calle o avenida completa en cuestión, aún con el semáforo en verde; además, esto serviría para evitar nudos viales.

4.     Otra medida, con, prácticamente, nulos resultados, es exigir a los policías de tránsito autorizados para infraccionar que hagan su trabajo; si estás en posibilidades, grábalos y pídeles su nombre y número de placa; cuando menos puedes levantar una queja a Inspección SSP-DF en Twitter @inspeccion_CDMX, aunque tampoco sirve de mucho, pero bueno…

5.     ¿Autos en la banqueta? Una opción es usar el sténcil y los stickers de “un Rob” pero otra es practicar un poco de parkour nivel básico pasando por los cofres o, para no ser tan obvio, que te parece “ir buscando las llaves de tu casa” mientras rodeas el auto y le dejas un bello rediseño raspando la pintura; si te quieres ver exquisito y probar tus aptitudes artísticas deja un mensaje o un pequeño diseño como una mano con el dedo medio levantado, ja ja ja. También puedes cargar un plumón indeleble y escribir algo en su parabrisas, ¡déjale un mensaje de amor al mandril!

6.     Otra opción que me agrada es –usando botas con casquillo–, patear autos que se quieren pasar un semáforo en rojo o que dan una vuelta sin fijarse; incluso he roto defensas y luces sin lesionarme.

7.     Recuerda siempre que si el mandril se baja de su unidad y te comienza a perseguir, debes correr en sentido contrario de los autos e intentar salir de la zona lo más rápido posible. Hay algunos a los que no les importará dejar su carro abierto y prendido a la mitad de la calle con tal de “darte una lección”; también recuerda que los más agresivos son los que más tiempo pasan al volante por lo que sus funciones motrices están un poco atrofiadas.
Cada quien es responsable de las medidas que tome, pero esto funcionará como costosas lecciones para esos mandriles que gustan de moverse en automóvil. Actualización Gracias a los comentarios de varios de ustedes, amables lectores, quiero especificar el término "mandril" y su diferencia con el término "automovilista". Para fines de este texto, un automovilista es un ser humano con derechos y obligaciones que conduce un vehículo automotor respetando las leyes y reglamentos (tanto vigentes como las de sentido común) que NUNCA será violentado ni en su persona ni en su propiedad (su automóvil) al no existir motivos para esto. Mientras que un "mandril" es un primate parecido a un ser humano que terminó con las nalgas rojas por estar la mayor parte del tiempo sentado dentro de su automóvil, que tiene poca paciencia y cree tener derechos superiores a otras personas e, incluso, a otros automovilistas porque, simplemente, su primitivo cerebro no le permite hacer conciencia. Son éstos los que deben cuidarse de sufrir daños en su preciada propiedad de cuatro o dos ruedas. Espero esto sea suficiente aclaración para evitar malos entendidos. Agradezco a todos los que han leído esta y otras entradas en este espacio.
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viernes, 2 de mayo de 2014

La violencia del Bloque Negro y Alejandro Martí en la Ciudad de México



Sigo sin entender la lógica de estas personas que creen que destrozar un banco o asaltar un Oxxo es una “acción contundente” contra el sistema; su planteamiento es tan infantil que, poco a poco, pierden el apoyo de otros sectores movilizados e, incluso, de otros grupos ácratas que ven en estas acciones la manera en la que el Estado y la burguesía se justifican de golpearlos, detenerlos y desaparecerlos.
El movimiento social debe tener fases y si la primera fase durante el peñismo fue el moderado #YoSoy132, aún no hemos llegado a una fase de insurrección; la gente no movilizada le tiene miedo a los encapuchados, los encapuchados no tienen un discurso sólido sobre sus acciones mas que repetir como guacamayas los discursos de hace un siglo, los activistas pacifistas no están dispuestos a perder el poco terreno ganado por diferentes métodos de lucha (no solo la movilización callejera); si queremos llegar a niveles de protesta como los vistos en Italia, España o por la ultraderecha en Ucrania y Venezuela, debemos entender que el momento no es ahora y las “acciones contundentes” sólo espantan a la sociedad que le tiene miedo hasta a no pagar su boleto de metro.
Por otro lado, está más que demostrado que la violencia generada por policías armados con escudos y toletes y protegidos con cascos y fornituras, además de portar extintores, gases lacrimógenos y balas de goma es la que genera el encabronamiento de estas personas encapuchadas que han demostrado tener la mecha muy corta.
Sin embargo, gente como Alejandro Martí y otros rufianes, empresarios y políticos demuestran su poco contacto con la realidad exigiendo a las autoridades que se “regulen” las manifestaciones en la capital, como ha sucedido en Quintana Roo.
El señor Martí apela a la ciudadanía; sin embargo, no creo que la ciudadanía se vea afectada por la ruptura de unos ventanales de una tienda de ropa o de un par de bancos; obviamente sí afecta a los dueños de esos negocios, pero ellos ni siquiera son mexicanos. En la marcha no vi que afectaran pequeños negocios o locales comerciales, al contrario, los anarcos les decían que estaban con ellos, “luchando por sus derechos”; quizá el dueño de una zapatería piense en el dicho de “no me ayudes, compadre”, pero bueno, así las cosas.
El señor Martí debe entender que no todos los chilangos tienen la oportunidad de tener un negocio o un automóvil y, en parte, es gracias a gente como Don Alejandro, que se mantiene esa brecha social, ya que este señor no aboga por la ciudadanía, sino por el grupo más beneficiado: los empresarios, los banqueros, la clase alta que quiere llegar a todos lados en auto porque el transporte público es para “nacos” y “huele feo”.
En lugar de sacar su versión más fascista, el señor Martí debería abogar por un mejor transporte público o para que las protestas sociales sean debidamente atendidas.
O, mínimo, que se respeten los derechos humanos de los detenidos en manifestaciones; una cosa es que alguien, sin armadura, golpee a alguien con armadura y se le detenga y presente al Ministerio Público y otra es que se le detenga, golpee, desaparezca por horas y abandone a su suerte en una oscura calle de la capital.
Señor Martí, haga el favor de pensar antes de ladrar.

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