La bici te hace transparente, eres tú propulsado por tu
fuerza, no tienes un parabrisas o una estructura metálica que te proteja.
La bici también te hace consciente de tus capacidades.
Cargar más de 100 kg en un automóvil y trasladarlos es bastante sencillo. No es
lo mismo hacerlo en una bicicleta donde tú eres el motor.
Pero la bici también te hace humano. Te hace empático con tu
entorno y con “el otro”, con el que está cerca y con el que está lejos.
Así, horas después del temblor del pasado 8 de septiembre,
la zozobra de estar bien pero recibir información a cuentagotas de los graves
daños en Oaxaca, Chiapas y Tabasco hizo que un grupo de ciclistas unidos
originalmente para apoyar a otras personas en caso de incidentes se preguntaran
¿qué podíamos hacer para ayudar?
Así surgió la idea de hacer una red de acopio en bici.
¿Cuánta gente habrá allá afuera con ganas de apoyar con donativos en especie y
sin posibilidad de ir a un centro de acopio? ¿Y si la congestión de la Ciudad
de México impide que muchísima gente llegue a entregar los víveres? ¿Y si
pasamos a recogerlos “a domicilio” y los entregamos en los centros de acopio,
en bici?
Así nació la idea, sin gran fundamento, sin gran planeación
pero con muchísimo corazón. Corazón que se empezó a hacer cada vez más grande
gracias a que más personas hicieron suya la idea y empezaron a resolver los
problemas logísticos, de transparencia y seguridad, de comunicación y gestión,
de organización y difusión.
La bici como herramienta de ayuda humanitaria. A través de
redes sociales se lanzó el proyecto ya armado y comenzamos a recibir respuesta
de muchísimos ciclistas de cualquier tipo (fixeros, MTB, BMX, ruteros, urbanos,
bicimensajeros, etc.) dispuestos a ocupar parte de su tiempo para trasladar
víveres. Desde el “centro de operaciones”, otros ciclistas como Calaverita,
Pepe, Gil, Ferfis, Hugo, Memo y otros muchos más empezaron a gestionar la
logística.
Después empezaron a llegar los interesados en donar. Y
comenzó el efecto bola de nieve.
Hoy el grupo de ciclistas agrupados en el proyecto Acopio en
Bici tiene a 76 seres humanos dispuestos a ayudar; ¿cuántos kilómetros habrán
recorrido? ¿cuántos kilos de ayuda? Esto es lo que menos importa. Las historias
se suceden una tras otra y se guardan en ese lugar especial del corazón de cada
uno de los voluntarios donde ponemos aquello que nos motiva a seguir adelante,
historias que conocieron por las ganas de ayudar.
Llevo tres días lesionado de una rodilla… los mismos que
lleva de vida esta red donde la camaradería es impresionante, nadie escatima en
salir a apoyar a otro, aunque no se conozcan. Llevo tres días con el corazón
latiendo a mil, con la fe en que sí podemos hacer un mejor lugar para vivir,
con las ganas de volver a subirme a mi bici, con el agradecimiento infinito a
cada uno de los voluntarios por luchar para dejar un mejor mundo para nuestros
hijos.
Cada mañana me despierta el dolor en la pierna y desaparece
nada más de abrir el Whatsapp y ver más de 200 mensajes de voluntarios
organizándose para recoger donaciones.
No tengo más palabras que ¡gracias! Gracias a cada una de
estas personas que pedalean con el corazón. Espero poder conocerlos a todos.
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