Contacto Directo

Twitter: @ari_santillan

Se permite la reproducción total o parcial de los textos dando crédito al autor: Ari Santillán, mediante licencia Creative Commons.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mejor sin auto... Diario

Pa'que vean lo que se siente cuando se estacionan en
las banquetas.
A continuación les muestro un pequeño ejercicio que hice con mis papás que no dejaban de molestarme con el clásico "ya cómprate un cochecito" sobre el dinero gastado con "un cochecito" y el tiempo que podría viajar en transporte público con lo que gastaría en comprar ese armatoste de mil 100 kilogramos.


El auto más vendido en México durante 2013 fue el Aveo de la automotriz estadounidense Chevrolet, que vendió 65 mil 331 unidades el año pasado; aunque no alcanzó los 66 mil 152 vehículos vendidos en 2012.
El Aveo, en su versión 2015, tiene un rendimiento de entre 13.09 y 21.04 km/l, dependiendo de dónde se maneje y qué tan equipado esté, un promedio de 17.72 km/l para la versión más austera y un tanque de gasolina de 45 litros.
El precio para el modelo más básico es de 149 mil 500 pesos, según la página web de Chevrolet.
Vamos sumando:
$149,500 – Chevrolet Aveo 2015
$585 – Tanque lleno de gasolina “Magna” ($13.00 por litro) (Se tiene que llenar cada 797 km, en promedio).
$398 – Verificación vehicular en la Ciudad de México
$10,054 – Seguro anual con Inbursa (el más barato según autocompara.com)
$619 – Primer servicio básico a los 5 mil km en la concesionaria (el precio sube conforme aumenta el kilometraje).
TOTAL: $161,156 pesos contemplando una sola parada en la gasolinería.
Una persona sin auto que viva y trabaje dentro de los límites del Distrito Federal suele utilizar el metro y microbús dos veces al día, lo que genera un gasto de 19 pesos diarios, contemplando que el microbús cobra $4.50.
Esto significa que una persona podría viajar casi 8 mil 482 días con lo que le costaría un Aveo 2015. Esto es igual a viajar mil 212 semanas o 303 meses o 25.25 años.
No, no, no. "En movimiento, peor que yo".
Foto: Rodrigo Diaz (espero, la robé de su blog)
Recuerda que estamos contemplando un viaje diario (siete días) de microbús-metro-metro-microbús y que sólo contemplamos una recarga de combustible y no contemplamos “externalidades” como tomar taxi, refacciones, arrimones, olores extraños, embotellamientos, accidentes, etc.
Pero entonces, ¿cómo me quieren convencer de comprar un automóvil?

martes, 23 de septiembre de 2014

Día Mundial Sin Auto 2014


Ayer se celebró el Día Mundial Sin Automóvil, una iniciativa que empezó en 1973 con la crisis petrolera y las primeras ideas para desincentivar el uso del auto y promover medios de transporte más eficientes.
Sin embargo fue 21 años después, en 1994, cuando se organizaron las primeras jornadas sin coches en Islandia, Francia y Reino Unido; y fue hasta el inicio de este siglo que la Comisión Europea constituye la iniciativa.
En la Ciudad de México, funcionarios como Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno; Héctor Serrano, secretario de gobierno capitalino; y Jesús Rodríguez Almeida, secretario de Seguridad Pública del DF, decidieron subirse al metro para llegar a sus oficinas en el centro histórico de la megalópolis.
Mancera subió al metro en la estación Colegio Militar y bajó en la estación Zócalo, un trayecto de siete estaciones, sin transbordes y en la línea considerada “turística” porque pasa muy cerca de lugares como el Monumento a la Revolución Mexicana, la Alameda Central, el Palacio de Bellas Artes, la calle peatonal de Madero y tiene salida al Zócalo de la capital. El jefe de gobierno declaró que el metro “está llenito”.
Por otra parte, Héctor Serrano sí hizo un recorrido más amplio, de doce estaciones, aunque igual, sin transbordes y en la misma línea dos –o azul– que, además es la que tiene los trenes más modernos y la que más inversión recibe.
Por último, Rodríguez Almeida, responsable de la seguridad en la capital, aseguró que no recibió “arrimones” y que cargaba con su cartera y tres móviles durante su trayecto en el subterráneo. “No estaba lleno, había bastante espacio (…) muy seguro el metro, eh”, declaró a medios de comunicación.
La experiencia de turista
Estos personajes, responsables de muchas de las decisiones que afectan la vida de los capitalinos, demostraron que sólo son unos turistas en la ciudad que “dirigen”, que, realmente, no conocen lo que es esperar entre tres y cuatro trenes para, mediante empujones y codazos, abrirse un espacio mínimo para esperar que el metro no falle y llegar a tiempo a su destino.
Sufren del “síndrome del turista” (desconozco si exista la terminología, pero funciona muy bien para esto): Cuando uno viaja a otro lugar, todo lo ve interesante, todo lo ve diferente, todo es nuevo y especial; no solemos pensar en lo malo, lo feo o el vía crucis que representa para, por ejemplo, los parisinos, tener que compartir su medio de transporte con millones de turistas que se pierden, que no saben dónde carajos bajarse o dónde demonios está la estación de metro más cercana a la Torre Eiffel. Lo mismo pasa en el DF; los funcionarios se dieron su “baño de pueblo” y estaban maravillados, supongo que no es lo mismo ir en un metro funcional, que no se detenga entre estaciones y hacer 20 minutos de trayecto al tormento de hora y media en automóvil al que están acostumbrados.
La triste realidad
Después del show mediático, llegué a mi oficina esperando con ansias salir a grabar a los autos que se estacionan sobre la banqueta en la calle Alfonso Esparza Oteo en la habitacional colonia Guadalupe Inn, al sur de la Ciudad de México.
Por un momento pensé que me llevaría la sorpresa de encontrarme con grúas y sin vehículos sobre la banqueta; lamentablemente fue un día más.
Incluso encontré una camioneta sobre la banqueta con el conductor dentro, por lo que le hice un pequeño sondeo que plasmo a continuación:
¿Qué opina de la gente que no usa los puentes peatonales?
Pues muy mal porque por eso pasan los accidentes.
¿Qué opina de la gente que se atraviesa los semáforos corriendo?
Igual.
¿Qué opina de los automovilistas que se estacionan sobre la banqueta?
Esteeee… muy mal también.
¿Por qué está estacionado sobre la banqueta?
Estoy en una entrada. Estoy dejando un pasillo para que (los peatones) pasen, pero como es entrada, ahí no hay problema.
En lo personal me llamó muchísimo la atención la última respuesta.
El desconocimiento del Reglamento de Tránsito Metropolitano (RTM), la prepotencia de sentirse superior por tener un automóvil. “Estoy en una entrada”, dice el automovilista; quizá entendieran si pongo una mesita y unas sillas sobre el arroyo vehicular y argumento que “estoy en la entrada de mi casa” y que me vale gorro que tengan que pasar, total, “es entrada y es mía”, ¿no?
¿De qué sirve un Día Mundial sin Auto si, el RTM se arregla a mordidas, cuando los policías “autorizados para infraccionar” llegan a detener a alguien? ¿Si el transporte público sólo es eficiente cuando “el jefe” se sube? ¿Qué pasaría si, con la infraestructura actual, la gente decide bajarse de su auto y desquicia el transporte público? Planeación, planeación, planeación… Es lo que le falta a esta ciudad…
La cerVeza en el pastel
Para los que piensan que tienen derechos por tener un automóvil, deberían pensar si no es un privilegio (que conlleva obligaciones por el riesgo de manejar una máquina que puede matar). Ideotas… que uno tiene, nomás.