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martes, 26 de noviembre de 2013

No al aumento de tarifa del STC Metro


En 2012 el metro de la Ciudad de México transportó a mil 608 millones 865 mil 177 usuarios, de los cuales 151 millones 478 mil 647 fueron “accesos de cortesía”[1]. Si restamos ambas cifras, nos da un total de mil 457 millones 386 mil 530 de accesos pagados, con lo que el metro recibió ingresos por 4 mil 372 millones 159 mil 590 (más de cuatro mil 300 millones de pesos) por cada boleto de $3.00 pesos que ingresó.

Para tener una idea de esto, de acuerdo con La Jornada[2] la operación “Plataforma México”[3] de la Comisión Nacional de Seguridad, gastó 4 mil 294 millones de pesos entre 2007 y 2012, cinco años.

El Sistema de Transporte Colectivo METRO, cuenta con 390 trenes, distribuidos en 12 líneas, además de contar con un “polígono de operación” de 282 trenes para que los 108 trenes puedan entrar a mantenimiento, proyectos especiales o reserva. Asimismo, la línea 1 cuenta con 50 trenes, siendo la línea con más trenes; mientras que la línea 4 sólo cuenta con 13 trenes[4].

De acuerdo a un folleto distribuido por el Gobierno del Distrito Federal en las estaciones del metro que lleva un plano de la red y titulado “Tu opinión SÍ cuenta”, el aumento se ocuparía para “comprar 45 trenes nuevos con aire acondicionado para Línea 1 y 12 trenes más para Línea 12” con lo que la Línea 1 contaría con 95 trenes, mientras que líneas como la 2 y la 3 se quedarían con 41 y 49 trenes y la nueva Línea 12 tendría 42 convoyes a su servicio.

También mencionan que el aumento permitiría la “Renovación integral de Línea 1 y remodelación de las estaciones con la asesoría del Metro de París”, red de transporte sumamente cara, sucia y descuidada, donde gran parte del dinero recaudado se utiliza para intentar detener a las personas que entran sin pagar y que se cuentan por centenas en estaciones como La Défènse al norponiente de París.

El siguente punto promete “dar mantenimiento mayor a los 45 trenes de Línea 2”, cuando su página menciona que sólo son 41.

Otro inciso menciona que se repararán 105 trenes “que están fuera de servicio”, lo que, de acuerdo con su página, significa que sólo hay tres trenes distribuidos en “mantenimiento sistemático, mantenimiento mayor, rehabilitación, proyectos especiales y como reserva”.

El GDF supone que un aumento en la tarifa mejorará los tiempos de recorrido de trenes en las líneas 4, 5, 6 y B, cuando el Metro ha hecho campañas echándole la culpa a los usuarios tercos que no permiten el “libre cierre de puertas” de los retrasos.

También prometen “incorporar 1,200 policías más para fortalecer la seguridad del Metro y evitar el comercio informal”, entonces ahora nos cobrarán la seguridad pública que, por cierto, es bastante deficiente, y da a entender que sólo mil 200 policías más podrán hacer frente al comercio informal porque los que hay ahora son incompetentes. Cuando menos son sinceros.

Por último, recuerdo que en 2009 una campaña similar nos prometió un metro único en el mundo si aumentaban un peso al boleto. Lo aumentaron y todo siguió igual o peor en algunas estaciones, aunque también se mejoraron ciertas cosas, muy pocas a comparación de lo que se necesita.

La falta de transparencia y de resultados han orillado a los habitantes de la Ciudad de México a no aceptar este nuevo aumento y con toda razón; ya desglosamos cuántos miles de millones de pesos entraron a las arcas del STC durante 2012, sin contar lo recibido por publicidad.




Si quieren aumento, antes exigimos transparencia TOTAL.



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martes, 16 de julio de 2013

¡A huevo!


Para el chilango común, leer a Diego Enrique Osorno en los distintos medios donde publica es acercarnos a una realidad norteña tan letal que es difícil imaginarla, sobre todo, cuando los relatos están escritos con una prosa que remite al lector a una novela de la época dorada del “realismo mágico”.
Detuvieron a Miguel Ángel Treviño, el “Z-40”, el primer gran capo detenido durante esta nueva era priista; los medios publicaron la detención en primera plana y los portales dieron espacio suficiente a la cobertura, sin embargo, se notó que algo cambió desde el 1 de diciembre de 2012; “algo” que evitó el desboque de los medios de comunicación como cuando se abatió a “El Lazca” (previo a convertirse en zombi y desaparecer) o cuando murió Beltrán Leyva en Morelos, con fotos de su cadáver “decorado” de pesos y dólares y sangre.
El gobierno federal no se cansó de repetir que durante el operativo “no se realizó un solo disparo”, que fue la “inteligencia” (estamos seguros que no se refería a la del preciso) la que logró la detención del tirano del narcotráfico en un paraje perdido en Tamaulipas.
Quedó demostrado que los grandes medios de comunicación tomaron las “recomendaciones” de la Secretaría de Gobernación para dejar de utilizar el prefijo “narco-“ en todo lo que tuviera que ver con esta, me atrevería a llamara, contracultura mexicana.
Sin embargo, los medios mexicanos dejaron, desde hace mucho tiempo, de mostrarnos la “realidad real” para enseñarnos la “realidad oficial”, esa “realidad” en la que abundan niños chimuelos jugando, trabajadores sonrientes, jóvenes deportistas y sanos, calles limpias, malandros con pinta de malandros, anarquistas que son vándalos (¿qué es el anarquismo? No sé, son los que desmadran lo que encuentran, ¿no?), etc.
Ese México “oficial” donde los “malos” simplemente son malos y los “buenos” están “trabajando por México” en secretarías y dependencias gubernamentales. No hay espacio para sentimentalismos: narcos, anarquistas, inconformes y activistas son malos, todos en el mismo costal. Gobernadores, gente que decide “ponerse a trabajar” en vez de “protestar”, políticos del PRI y priistas en general son los buenos y, al parecer, esto es una guerra. Los mass media, obviamente, están con los “buenos”, como guión chafa de Hollywood.
Mientras tanto, el ejército sigue en las calles sin importarle aplastar todos y cada uno de los derechos más fundamentales de cualquier ser humano, el narco sigue siendo el rey dentro de las aspiraciones de los jóvenes mexicanos (acción, dinero, impunidad, ¿qué más quiere un joven?), los activistas seguimos sintiendo que le gritamos a una pared y la “gente buena” no deja de aplaudir cual focas la detención del “Z-40”, ni deja de reprochar a los manifestantes (pinches quejumbrosos, uno también tiene sus problemas pero no por eso anda cerrando calles, ¡cuánta inconciencia, dios mío!) y los medios tradicionales siguen sin entender qué chingados es eso del Internet ni el funcionamiento óptimo de las redes sociales.
Ah, y en los territorios ocupados por cualquier compañía trasnacional ilegal (léase cártel) la gente sigue pagando derecho de piso, extorciones y siguen amaneciendo cuerpos asesinados de las formas más inverosímiles y variadas que ni a los productores de CSI se les hubieran podido ocurrir.
Pero, vamos bien, ¿no?

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martes, 18 de junio de 2013

El dilema de la “acción directa”

Desde el año pasado, mínimo, movimientos sociales, sobre todo estudiantiles, han estallado contra sus gobernantes, la corrupción y mil cosas más que décadas de (des)gobierno nos han ido partiendo los sueños en distintas partes del mundo.

Españoles pidiendo "no violencia" a la policía.
El 15-M en España, el #OccupyWallSt, los Indignados, el #YoSoy132; más actual están los enfrentamientos en Turquía y Brasil.

Todos hemos aprendido de todos, hemos estrechado lazos y hemos compartido inquietudes e, incluso, tácticas de autodefensa o de “acción directa”.

Recuerdo que en el #YoSoy132 una discusión que actualmente sigue siendo punto de conflicto es justo el de la “acción directa”; quienes están a favor ponen de ejemplo los enfrentamientos en España, Turquía, Brasil, Grecia, entre otros, mientras quienes estamos en contra, los “come-flores” que nos llaman, abogamos por manifestaciones pacíficas.

Un punto importante en los dos grupos es que no solemos prestar atención a la sustancia de las manifestaciones, hay mucho por qué protestar, el punto está en ser claros y concisos; a la gente no le gusta leer ni que le digan "floja", "desinteresada", "vendepatrias" y demás adjetivos que, por su apatía, les son válidos…

La crisis en Grecia, los desahucios en España, la crisis hipotecaria en Estados Unidos, la construcción de un centro comercial en una plaza turca, el aumento de 20 céntimos de real en las tarifas del transporte público de Brasil o el descarado y cínico apoyo que mostraron los medios masivos de comunicación por un candidato presidencial en México sólo fueron la gota que derramó el vaso.


¿La violencia social se justifica por la violencia del Estado?



Turcos rociados con gas pimienta.
Quienes apoyan la “acción directa”, de ahora en adelante nos referiremos a ellos como “tira-piedras” (de cariño), se defienden de este tipo de protestas pues dicen “el Estado es violento al subir los impuestos, al no ver por las clases bajas, al ser corruptos” y puede que tengan razón –les doy el beneficio de la duda–, sin embargo creo que esto no justifica el golpear policías “que simbolizan al Estado represor” o destruir “símbolos del capitalismo voraz” como cafeterías, hoteles o restaurantes.

Hace poco platiqué con un policía que me comentaba las penurias que viven dentro de la corporación del Distrito Federal, me platicó que gana 8 mil pesos al mes, que sus prestaciones llegan tarde, si llegan, que ellos tienen que comprar todo su uniforme, desde las placas hasta las balas, pasando por chalecos antibalas y cascos; las razones para ser policía son tan variadas como en cualquier profesión y no dudo que existan algunos subnormales que se hicieron policías para golpear o extorsionar ciudadanos; sin embargo, el policía con el que platiqué me comentó que uno de los mayores problemas es cuando un influyente les exige romper las órdenes que les dieron sus superiores, práctica común en la capital (desconozco en otros estados, aunque no creo que sea muy diferente).

#1Dmx.
Las corporaciones policíacas en el mundo han dejado de ser los vigilantes de la sociedad para convertirse en el grupo de choque que vela por la seguridad e intereses de la clase gobernante (incluidos dueños de empresas y descendencia).

Diferencias entre nuestros “vándalos” y los “vándalos” de otras partes del mundo

Pese a no conocer el contexto completo de los enfrentamientos con policías en Grecia, Brasil, Turquía, España y Chile hay una imagen reiterativa en los videos que rondan por la web: Muchísima gente gritando “¡No violencia”, policías apertrechados con escudos y toletes, tanquetas de agua blindadas y la mayoría de los manifestantes con cascos y máscaras antigas; las siguientes escenas son policías corriendo tras los manifestantes lanzando balas de goma, gases lacrimógenos y patadas y golpes por doquier. La constante en todos los videos es que los policías son quienes inician la violencia, los manifestantes se dispersan para reunirse e iniciar la autodefensa del “territorio arrebatado” en una épica imagen de defensa por los derechos humanos en cualquier sociedad.

En México pasa lo contrario, el 1Dmx los policías se encontraban detrás de enormes vallas rodeando San Lázaro, los policías no iniciaron la agresión. Hasta aquí, quienes llevábamos las de perder ante la crítica de la sociedad (al final de cuentas son protestas sociales) éramos los manifestantes.

#1Dmx.
Después la historia fue otra: detenciones arbitrarias, golpes, violaciones a prácticamente todos los derechos fundamentales, todo por parte de los granaderos del DF. Gracias Mancera.

Al parecer no aprendimos la lección y una minoría, cada vez menor (valga la redundancia), asistió a cada acto de protesta a golpear granaderos y romper vidrios permitiendo más detenciones arbitrarias. Si son o no infiltrados, no lo sé, sólo sé que le ayudan al gobierno a criminalizar la protesta.

¿Por qué no esperamos a que sean los granaderos quienes inciten a la violencia?

Seamos más inteligentes, vayamos preparados para cualquier sorpresa que nos tenga preparada el gobierno, pero dejemos que sean ellos quienes nos provoquen y no al contrario.

Después de las represiones en Sudamérica y Europa es común ver en las manifestaciones a gente que antes no le entraba al activismo defender a sus manifestantes de la brutalidad policial. En México sólo hemos logrado espantar a miles de personas que, durante las primeras manifestaciones del #YoSoy132, nos mostraba su apoyo.

Por último, quiero aclarar que, personalmente, respeto y honro a todos los movimientos sociales que buscan una ruptura de paradigmas en pos de un mejor mañana, sea cual sea su “forma de lucha”, simplemente creo que, para ganar adeptos, nos tenemos que centrar en nuestra realidad mexicana y dejar de compararnos con Brasil, Chile, Turquía, España, Francia, Portugal, Italia, Grecia, etc.


La cerVeza en el pastel


Por último quiero enviar un combativo abrazo a todos quienes luchan por un mejor futuro, a quienes "luchan" para golpear granaderos porque sí, no.



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El dilema de la “acción directa” by Ari Santillán is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.