Rey Peatón en Polanco |
Ayer, 17 de agosto, se conmemoró el Día
Mundial del Peatón; lamentablemente no celebramos al peatón, ya que esta fecha
tiene un gris trasfondo. Resulta que un 17 de agosto, pero de 1897, murió la
primera persona atropellada por un automóvil en Inglaterra.
A miles de kilómetros de distancia y 117
años después, un delegado chilango –específicamente, Víctor Romo que gobierna
la delegación Miguel Hidalgo al poniente de la Ciudad de México– fue el “primer
gobernante en adherirse a la Carta Mexicana de los Derechos del Peatón”, un
esfuerzo de meses de un grupo de colectivos y personas conocido como la Liga
Peatonal.
El autodenominado bicidelegado –dice que
no usa automóvil– fue con su séquito a Polanco, específicamente a la calle de
Horacio, entre Hegel y Lope de Vega, donde develó la estatua del Rey Peatón,
una idea de Roberto Remes –integrante de la Liga Peatonal– para empoderar al
peatón. También Remes asistió a la ceremonia de develación.
Yo quería llegar pero, chale, era domingo
y la ceremonia fue al mediodía –¡todavía de madrugada!–. Igual decidí salir a
caminar a esa colonia tan fresa que es Polanco, el objetivo: ver al Rey Peatón
de 500 kilos y tres metros de altura.
Bonito cenicero marca Volkswagen |
Comencé a caminar por Horacio, un par de
kilómetros antes de donde se encuentra la escultura metálica. Uno, dos, tres,
cuatro… Diez, once, doce… Veinticuatro, veinticinco, ¡veintiséis automóviles
estacionados sobre la banqueta!
Estos 26 “ceniceros” o “bancas” de marcas
como Renault, Mercedes-Benz, Chevrolet y hasta Porsche se encontraban a no más
de 15 metros de la esquina de alguna calle con Horacio –la calle donde fueron a
poner al Rey Peatón–; ¿policías de tránsito?, ¿grúas? ¡Ni que el peatón fuera
el rey!
La idea de Roberto me parece excelente,
he visto gente que, al ver un paso peatonal con la imagen del Rey Peatón se
siente empoderada e, incluso, exige a los automovilistas que respeten al rey que
no es otro sino el que camina.
Atropellando al Rey Peatón a 20 metros del monumento al peatón |
Sin embargo, la sociedad cochecentrista
ha arraigado a tal grado la idea del Rey Automóvil que, por ejemplo, a 20
metros de donde está la dichosa estatua peatonal, una señora decidió detener su
enorme camioneta roja sobre el paso peatonal –literalmente, atropellando al Rey
Peatón pintado–. Al cuestionarla sobre su actuar, su respuesta fue “¡Pues que
pasen por atrás!”, refiriéndose a que los peatones cruzaran por detrás de su
camioneta; la fotografié y poco le importó, mejor decidió aventarme su enorme
armatoste rojo.
Simplemente en la cuadra donde se
encuentra el monumento al peatón, durante alrededor de una hora, vi autos
parados sobre el paso peatonal, autos en sentido contrario que no frenaban para
evitar que una patrulla los agarrara en flagrancia, autos estacionados sobre
las banquetas y autos tapando las rampas para sillas de ruedas; estos últimos
argumentaban cosas como “No te preocupes, si viene alguien en silla de ruedas
yo me muevo” o “Sólo voy al Oxxo y ya, ni cinco minutos”.
Banca marca Prosche modelo Cayenne S |
Lo más detestable del Día del Peatón
2014: Los automovilistas saben de su impunidad y del mínimo riesgo que
representa un ciudadano “a pata” que los fotografía y anota sus placas. Saben
que, mientras no pase una patrulla de Tránsito, ellos siguen siendo los reyes.
De nada sirve que gobernantes como Romo
–a quien se le agradece su interés– firmen iniciativas ciudadanas como la Carta
Mexicana de los Derechos del Peatón si cuando se soliciten grúas la primera
pregunta que hagan los telefonistas de la Secretaría de Seguridad Pública
capitalina sea “¿Están estorbando la entrada de su casa?”, como si ese fuera el
único motivo para castigar a quienes se estacionen sobre la banqueta.
A quienes manejan: sólo sean conscientes.
Arriba me referí a los autos sobre las banquetas como “ceniceros” o “bancas”;
si no quieren que apague mi cigarro en su cofre, o que deje la colilla
encendida de mi cigarro en sus limpiaparabrisas, o que me siente en su cajuela
con mis sucias botas en la defensa de su automóvil, no se estacionen en la
banqueta. “Sólo son cinco minutos”, “Sólo bajo unas cosas y ya” son pésimos
pretextos, es como si les dijera “Sólo es una colilla de cigarro” o “Sólo me
estoy amarrando las agujetas recargado en tu auto”. Es bien fácil, ¿no?.