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miércoles, 30 de abril de 2014

No nos vamos a rajar


El pasado lunes 28 de abril un autobús de transporte público recorría su rutinaria ruta de Tacuba al Aeropuerto en la Ciudad de México, cuando, alrededor de las 9 de la noche, dos hombre se subieron a asaltar a los pasajeros con un arma real y otra de juguete; un ciudadano armado disparó y mató a los dos asaltantes a la altura de la calle Salvador Díaz Mirón en la colonia Santa María la Ribera.
El bautizado como “Justiciero Anónimo” fue instado a huir del lugar por los propios pasajeros para evitar ser aprehendido y acusado de homicidio, la gente sabe cómo funciona la justicia en la capital.
Por otra parte, el gobierno federal anuncia con bombo y platillo la entrada total del país al libre mercado, ese que ha provocado que miles de estudiantes canadienses se prostituyan para pagar sus estudios, el mismo que provocó la crisis en Grecia y también los deshaucios en España.
¿Los asaltos son culpa del gobierno?, ¿de una mala educación?, ¿de la falta de oportunidades?, ¿de la pésima policía capitalina?
Hace poco discutía sobre el precario empleo existente en México; un periodista gana, en promedio, 8 mil 500 pesos al mes; si vives con tus papás y tus únicos gastos son comida y parranda, seguramente el sueldo es suficiente, sin embargo, hay periodistas que deben pagar renta, servicios y mantener a sus hijos.
Mi interlocutor me decía: “¡Claro que hay trabajo!, pero pues si quieres llegar a una empresa a ganar 15 o 20 mil pesos, pues estás perdido”. Obviamente estamos perdidos, 15 o 20 mil pesos apenas alcanzan para una vida decente y son pocas las empresas que pagan ese dinero.
El problema más grave no es el Dr. MAME o EPN o los “revoltosos-anarquistas-golpea policías-ninis-buenos para nada-que no entienden que el cambio está en uno mismo-y escuchan música satánica”, el problema es el neoliberalismo individualizante y el voraz libre mercado donde músicos, artistas y todo profesional que no sea “productivo” (en el sentido de producir algo tangible que genere riqueza para todos) no tiene lugar.
Muchas veces el robo a mano armada es el último bastión para los Nadie, esos que nadie ve y a nadie interesan por “huevones” sin conocer su contexto socio-cultural. Por ejemplo: “Sólo pude acabar la secundaria porque tenía que ayudar a mis papás a conseguir dinero para comer. Cualquier empleo legal me paga una mierda por no tener estudios, los cuales no puedo terminar porque no puedo dejar de trabajar porque necesito dinero para comer, además, estos empleos no me dan ni las prestaciones de ley. Estoy desesperado porque mis hermanos menores llevan casi una semana sin comer bocado y como no tengo dinero para ropa y en mi colonia no hay agua mi presencia causa asco a la gente, no se diga en entrevistas de trabajo. Decido asalatar a una persona en su auto último modelo, él tiene una aseguradora que le repondrá lo que le robe y no le planeo hacer daño, ya sé que él no tiene la culpa de haber tenido mejores oportunidades que nosotros, pero yo tampoco tengo la culpa de ser un paria del sistema”.
El neoliberalismo es la exaltación de la individualidad, donde si tú eres económicamente estable es porque no quieres y no porque el sistema te rechaza; por más pública que sea la educación en México, igual hay que gastar en transporte, en útiles, en uniformes, en comida, etcétera (sin contar con las cuotas voluntariamente obligatorias).
Para colmo, he visto comentarios que dicen que “vivimos en una total anarquía”… Al contrario, vivimos en un total neoliberalismo donde la salud de calidad, la educación de calidad y, en sí, la vida de calidad es privada pero la deuda es pública; incluso en la Ciudad de México las calles son privadas (están destinadas a los automóviles).
El oficio de ladrón tiene sus riesgos, como lo pueden comprobar los asaltantes del camión de pasajeros; pero eso sucede en un sistema que relega a quienes, durante generaciones, no han podido salir adelante porque el mismo sistema los regresa a su lugar.

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