Hoy en la mañana tomé un taxi rumbo al metro, es un viaje de
menos de 25 pesos –si no tienen el taxímetro alterado, me han cobrado hasta
$35– y menos de 10 minutos de duración. Tiempo suficiente para que el amable
taxista se despidiera diciéndome “pues mejor use su Uber, joven” después de
argumentarle por qué la gente prefiere el servicio de choferes privados al taxi
normal.
El taxista en cuestión, que no traía su tarjetón visible en
la ventana derecha trasera, me decía que no le parecía justo que a ellos les
exprimieran muchísimo dinero en placas, pintura, revista, taxímetro,
revisiones, etc., mientras los Uber no necesitaban más que su auto.
Le pregunté por qué no se hacía Uber para sacar una lana
extra y me respondió: “uy joven, es que piden un montón de requisitos y la
verdad está cabrón”.
Está cabrón… Sobre todo si la corrupción imperante entre los
“de Gestión” –quienes se encargan de hacer las pruebas a los taxistas y a sus
vehículos– es tan grande que, cuando menos el taxista que me tocó hoy, no encuentra
la forma de hacer sus trámites sin mordidas.
Y es que si en algo tienen razón los taxistas es en la
cantidad de dinero que gastan para obtener el permiso de servicio de pasajeros:
Revista vehicular 2015: $1,366.37 (anual)[1].
Licencia tipo B (para Taxi): $874.00 (por 2 años) y
$1,315.00 (por 3 años)[2].
Pago de derechos por concepto de registro de representantes
legales, mandatarios y apoderados de personas morales concesionarias y
permisionarios del servicio de transporte público individual de pasajeros:
$4,617.50[3].
Placas: En Mercado Libre se venden, en promedio, en $80,000.00 con vigencia por diez años y se rentan por $1,500.00 mensuales[4][5].
Placas: En Mercado Libre se venden, en promedio, en $80,000.00 con vigencia por diez años y se rentan por $1,500.00 mensuales[4][5].
Taxímetro: $150.00 en promedio. Se paga cada que cambia el
horario, sube la tarifa o se descompone.
Total por tres años: $90,931.61 en trámites (no contamos
tenencia, verificaciones, multas, composturas, pintura, entre otros;
consideramos dos cambios de taxímetro anuales).
Además, la Ciudad de México es la urbe con más taxis en el
mundo con la cifra récord de 250 mil taxis registrados[6], si
sumamos los “Ejecutivos”, los “Pantera” y otras organizaciones piratas y de
servicio privado de pasajeros, la cifra aumentará –no tengo el dato de cuánto–.
Uber tiene la culpa
Las organizaciones de taxistas han parado sus vehículos
frente a oficinas del gobierno local exigiendo la salida de las nuevas
modalidades de transporte como Uber o Cabify, arguyen competencia desleal pues
los Uber no tienen que invertir más de 100 mil pesos para circular como
servicio individual de pasajeros, sobre todo con el éxito que –sobre todo Uber–
ha tenido en la CDMX. Espetan pérdidas millonarias al secretario de movilidad
Rufino H. León Tovar y al jefe de (des)gobierno Miguel Ángel Mancera Espinosa;
exigen, como si fueran dueños de la calle, que el gobierno local saque a Uber y
Cabify, lo peor: Rufino y Miguel Ángel han declarado que los Uber y Cabify
serán remitidos al corralón. Le auguro la presidencia al Sr. MAME… (Sarcasmo).
¿Por qué los taxistas no exigen mejores controles, más
exámenes, una revista vehicular que sirva, capacitación, facilidades para
admitir otras formas de pago?
Claro, prefieren venderse como clientela política y ver qué
partido les ofrece su apoyo a cambio de votos (¿ya mencioné que hay más de 250
mil taxis registrados en la capital?). También prefieren la comodina corrupción
que les permite manejar un taxi sin pasar por exámenes de aptitudes, ni
revisiones de sus vehículos. El taxista de hoy me dijo que no se cambiaba a
Uber porque “piden muchas cosas, joven”.
¿Cuántos taxistas reprobarían los exámenes que realiza Uber
a sus prospectos de choferes?
Uber no tendría cabida en una ciudad donde las autoridades
tuvieran pleno control de los taxistas y donde los taxistas tuvieran
conocimiento de su labor.
Lo peor es que esta estúpida “guerra” se está llevando entre
las patas a aquellos taxistas que, de vez en cuando, nos sacan una sonrisa por
su excelente servicio y actitud, su auto limpio y su manera de conducir
impecable; ellos son los que deben exigir exámenes “tipo Uber” para quienes
quieran ruletear nuestra ciudad; les conviene a ellos, nos conviene a nosotros,
no le conviene a los taxistas cafres, ni a Uber (tanto).
Lo decía ayer: se vale soñar.
La cerVeza en el
pastel
[1] http://www.semovi.df.gob.mx/wb/stv/tpcp_2015.html
[2]http://www7.df.gob.mx/wb/stv/expedicion_renovacion_y_reposicion_de_licencia_tar
[3] http://www.semovi.df.gob.mx/wb/stv/Registro_de_Representantes_Legales.html
[4] http://listado.mercadolibre.com.mx/placas-taxi-df
[5] El Gobierno de la Ciudad de México ya no ofrece placas debido a la sobresaturación de taxis en la capital y, aunque es ilegal comprar placas de taxi, se puede hacer una carta poder para que otra persona -que no es el propietario de las placas- pueda utilizarlas.
[6] http://wikitravel.org/es/Ciudad_de_México
En efecto que podemos esperar de un gobierno que nos tiene rehenes de baches obras y pestilencia de alcantarillado contrario a lo que prometieron el par de pendejetes del peje vegete
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