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martes, 15 de mayo de 2018

#BotaAlVerdeCDMX




El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) fue quizá uno de los primeros partidos políticos en el México “democrático” en mostrar un cinismo descarado, en hacer todo lo posible por mantener sus beneficios económicos y políticos con una ideología y un proyecto sumamente, digamos, flexible. Su supervivencia ha estado supeditada a las alianzas con otros partidos, principalmente el PRI, y en su historia tiene más escándalos que logros.

Este proceso electoral nos brinda la oportunidad de deshacernos de esta rémora de nuestro sistema político… cuando menos en la Ciudad de México (art. 36, X, c). Podemos lograr que pierdan su registro y ahorrarnos una lanita que bien podría utilizarse para fortalecer otros aspectos de nuestra “democracia” y no en alimentar (muy bien) a personas que no tienen otro interés que el propio. Sí, no son los únicos, pero esta es la oportunidad que se nos presenta.

En febrero de 2009, el PVEM fue expulsado de Global Verde (red que agrupa a partidos verdes de todo el mundo) por una “diferencia de principios básicos” ante el apoyo a la pena de muerte, abolida en México en 2005 (aunque la última vez que se aplicó en el país data de 1961).

Dejando pasar decenas de escándalos de sus miembros y del partido, demos un salto hasta 2015. Ese año, el PVEM acumuló una sanción cada tres días entre el 15 de enero y el 20 de abril de aquel año electoral; sólo el TEPJF emitió más de 10 sentencias por cerca de 130 millones de pesos.

Ese año una de las discusiones públicas más interesantes fue la de exigir la pérdida de registro del Verde como partido político por “incumplir de manera grave y sistemática las obligaciones que le señala la normatividad electoral”. Incluso, una petición en change.org recabó 165 mil 298 firmas. Sólo como dato, ese mismo año, el Verde consiguió 150 mil 852 votos en la Ciudad de México.

El Partido Verde Ecologista de México no es una nueva propuesta, no busca el bien común, no presenta “ideas frescas”, no pretende la justicia… es más, ni es ecologista. El PVEM es una empresa familiar que ha logrado un modus vivendi a costa de la, de por sí, desprestigiada política y su endeble democracia.

Este 1 de julio tenemos la oportunidad de evitar el despilfarro de millones de pesos de nuestra CDMX. Aprovechando que el Verde va solo, podemos lograr que pierda su registro como partido político local y, así, dejar de mantener a un grupo de personas que han demostrado ser capaces de cualquier cosa con tal de seguir mamando del erario.

Vota por quien quieras, pero NO VOTES POR EL VERDE, bótalo; sobre todo, NO votes por el PVEM en la boleta para diputado local; necesitamos que terminen con menos del 3 por ciento de los votos. ¡Sí podemos!

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